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martes, junio 23

Efímero

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Sentado en un minúscula dimensión de espacio y tiempo.
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Encadenado a un hábito, dos, tres. Miro alrededor, y veo una estantería. Libros, papeles desordenados, fotos. Huecos vacios en los que me es imposible depositar nada. Incapaz de alargar mi mano para dejar algo en ellos. Lo que mis ojos ven, mis sentidos no perciben. No perciben la posibilidad. Tal vez debiera vaciar todo la estantería. Tal vez cuando lo hubiese hecho me plantease tirar la estantería. Tal vez luego decidiese dejar las cosas en el suelo. Tal vez luego la gente que entre en mi espacio se tropiece con las cosas del suelo. Pero me siento cómodo con mis cosas en el suelo. En ese suelo si que soy capaz de ocupar los huecos visibles. Soy capaz de apilar mas y mas. Hasta que me doy cuenta de que casi todo lo apilado de nada sirve. Entonces lo arrincono en una pila aún más grande. La sensación de que se va a estar ahí durante tiempo, crece. Me voy y pienso que mañana tendré ganas de ordenar. Me acuesto y pienso, para que esforzarme. Me duermo y la sensación de que nada existe más que ese instante en que la vida nada me pide, es perfecto.
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He pasado tres veces por delante del Ceibo de Agua. Sus hojas se marchitan. Pienso que he de regarla. Pero solo, lo pienso. Al cabo de unos días ya hay hojas en el suelo. Recuerdo que pensé en regarla, solo lo pensé. En el otro extremo, hay hojas que se despliegan y se enarbolan en busca de luz. Con pausa las contemplo. Miro de reojo las marchitas. Aquí algo funciona, aunque no lo entiendo. Las más próximas a la raíz las marchitas. No alcanzo a ver la tierra. Cubierta por cantos rodados. La tierra ni húmeda ni seca. No es visible. He de introducir mis dedos hasta sentir en ellos la sequedad de la tierra. Recuerdo que pensé en el agua, solo pensé. Me siento y solo miro. Mañana habrá otra hoja marchita, en el suelo. Tal vez alcance a ver las ramas totalmente desnudas. Tal vez es lo que deseo, o no.
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Sobre cualquier alma, se cierne una amenaza. Sobre cualquier vacio, lo inmenso. Sobre la vida, el desvanecimiento. Sobre cualquier sueño, la visión de no desear tenerlo. Sobre la esperanza, la ironía. Sobre el goce, la desilusión. Sobre la felicidad un doble pensamiento.. desilusión, porque demasiada ignorancia se cierne sobre ella... e ironía, porque de un salto me alejo y converso con ella.
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Todo es efímero, yo también.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Para que puedas resurgir como el fénix, de entre tus cenizas, para que no pienses que tienes que regar, sino directamente riegues, para que entre energía positiva haz hueco en casa, tira la estanteria con todo ello, descansa, sé feliz.

Vintage dijo...

Así es amigo mio, nada es eterno todo es efímero si viviesemos con esa constante otro gallo nos cantaria
muakkkkkkkk