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domingo, abril 27

Domingo


Hoy ha sido un día de esos extraños. Me he levantado con la ilusión de conocer un sitio nuevo.

El Sábado me pasé por mi librería favorita de la calle Petrichol, ese pequeño reducto casi convertido en antro de guias, mapas y libros de todos los rincones de este mundo a los que se puede ir a soñar. Cogí un pequeño plano de la zona con la idea de una vez allí viajar a través del mapa, soy así de extraño. Me gusta saber en medio de que estoy, que me rodea... y sobre todo poder soñar un poco con los sitios por los que merece la pena volver a repetir la excursión.

Cuando iba llegando, supe que la comarca se llama Jacetania.. Ensimismado con mi cámara de fotos, paré en la vieja estación de Canfranc. Rodeada de andamios, sentí una pequeña desilusión.. pensaba que mi objetivo fotgráfico se había difuminado. Comencé a rodear la estación y poco a poco descubrí un mundo lleno de años inmoviles, de luces fuertemente contrastadas. Me acerqué al agua que con jovialidad discurre montaña abajo. Un bocadillo y un alto. Creo que ahí empezaron a abrirseme los poros de mi percepción.

Ascendí por la carretera hacia Francia, y llegué al pequeño y mutante paraiso de Astún.. Un paisaje artificial solitario rodeado de la cuna de los Pirineos... sus onduladas cumbres meciendo las nubes que hoy se desplomaban. A medio camino de un sendero ribeteado de barro y agua del deshielo, me senté en un pequeño trozo de pradera que de asomaba al valle. Sumergí todo mi cuerpo en la hierba y un decidido rayo de luz comenzó a acariciar mi rostro... Mas poros comenzaron a abrirse, mi sensibilidad en carne viva... hasta que las lágrimas brotaron. Escondido en una esquina del mundo, percibiendo toda su belleza.... mi alma y mi corazón comienzan a expresarse.. una vez mas.




No he sido capaz de cortar las lágrimas, aún siguen.. y las acarreo de un lugar a otro. Me he tumbado en la cama, intentando dormirme... imposible. He salido a caminar, la gente me mira y me enfada que lo hagan.. He estado tentado de pedir un s.o.s en forma de un café y un rato de compañía, pero me ha dado miedo, por preveer un silencio o un no puede ser.. y al final me he escondido en este pequeño ciber a aporrear el teclado, que es lo que mejor se me da.. hablar, escribir y sentir cosas hasta por los codos.. pero un sentir que al final se marea porque no deja de dar vueltas sobre si mismo y se clava en mi.. porque hay dias en los que no fluye, dias en los que inexplicablemente se destapa el tarro de las esencias... y a falta de te al que aromatizar, se clavan en mi como pequeños cristales de hielo..

Disculpas a quienes lean esto por la mala redacción, no se trata de prosa ni de poesía, sencillamente es una conversación tratando de encontrar un pequeño pañuelo en el que secar las lágrimas.

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