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viernes, mayo 22

Mi Azul

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Dejar que solo ocurra. Si la realidad camina hacia la derecha, empeñado en ir hacia a la izquierda. Al final ya se que de nuevo la econtraré. Me canso de tropezarme con los cordones de mis zapatillas. Creo que así no se dejan huellas, solo arenisca en las rodillas. No son sueños. ¿Cenizas grises? Tampoco, esas se las lleva el viento. ¿Que es?. Déjame que piense. Ya está, voy a dejar que las ideas se vayan y buscar ese lugar donde siempre estaré. Un lugar cálido, sin miedo y sin esperanza. Quien quiera venir, que lo haga. ¿Que no sabes donde está?. Cierra los ojos, escucha.. y déjate guiar por tus sentidos. No hay pérdida entonces. Aunque te advierto que no hay salida.
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Es un lugar para no soñar.
Donde no existe la sombra del futuro.
Donde no hay subtitulos.
Donde todo es versión original.
Donde despertar y no escudriñar agujero negro alguno.
Donde no se permite succionar ni embadurnar el corazón.
Donde se mira con ojos de niño y se vive entre las comisuras de una sonrisa.
Donde las pausas no son amargas.
Donde desconectar del desprecio.
Donde la osadía es la picardía y no el abuso.
Donde soportar la sensación de estar vivo.
Donde sentir sin anestesia.
Donde dejarse seducir sin previo aviso.
Donde frenar en seco es para luego arrojarse con impetu.
Donde las ofensas no descosen el alma zurcida.
Donde la sinceridad se llama.. como tú.
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Chris Rea y su café azul... tal vez mi sitio sea del mismo color
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1 comentario:

--- dijo...

Para llegar a ese conocimiento de la vida, llegar a conocer qué es lo que se desea y espera de ella, hacen falta muchos tropiezos; mucha arenisca incrustada, unas veces, y otras, auténticos guijarros... Cierto que el tiempo todo lo cura; pero no debemos entregarnos nunca a la amnesia vital, todo, sin excepción, tiene su razón de ser, su aprovechamiento pedagógico, la vida, es la mejor escuela... Y, de las caídas nos quedará el recuerdo, nuestras cicatrices, ellas, a igual que los buenos momentos, irán moldeando nuestro carácter. Aprender y reflexionar... y lo más importante, valorar todo aquello que, de nuevo, conseguimos... La recompensa... para quien la valore, podría ser algo tan bello como simple... la sonrisa y la mirada ilusionada, de alguien que de nuevo cree, espera, vive... vive el momento. Carpe Diem, para renacer cada día, un día más, de entre nuestras cenizas...

Bikiños dulces.