Mirar

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Pasos por mi interior, hasta adentrarme en lo que es mio.

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Me abstraigo y salgo, miro...

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Por la calle, una persona camina. De sus labios, escapa el calor de su cuerpo. Por su mano percibe la vida de su hijo, camina junto a él. La mirada del niño encierra el asombro, el todo puede ser, confianza y temor. Esa mirada de repente se dirige hacia su padre. Su respiración se calma.

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En el coche, una pareja se besa. El mundo camina ajeno alrededor. Solo existen los sentidos. Las manos de ella se apoyan en las mejillas sonrosadas de él. Una mirada que abraza, sonríe, habla, besa. Tierna y sincera. Los dedos de sus manos se entrelazan. Dos vidas, una sola mirada.

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Un estridente sonido, una ambulancia acorta las distancias con desasosiego. Camina en contra del tiempo. En su interior, tal vez mudas escenas de dolor. No hay miradas. Tan solo el deseo de que deje de formar parte de una escena.

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La oscuridad retorna de nuevo al devenir pausado de lo racional y a la vez... sensitivo.

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Mis pasos también pausados, la extroversión de mi inquietud. El tiempo que sucede en este instante. Yo, sin condiciones. Mi mirada tamizada por los sentimientos.

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Noche tras noche.

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