Todos tenemos un deseo, el modo en que nos gustaría vivir. Pero no es algo gratuito, es un deseo que nos obliga a ir cerrando puertas tras nosotros, a dejar de lado todo aquello que de un modo u otro nos empobrece o nos priva de ese deseo. Habitualmente pensar así, parece que sea sinónimo de caer en el egoismo.. pero mas bien creo que se trata de abrirse a lo que nos queda por vivir en la vida.
Ser fiel y coherente con el pasado y el presente, nos da una cierta seguridad, pero no debe de atarnos. Hay una serie de personas, de situaciones, de vivencias.. que de algún modo componen los puntos cardinales por los que nos guiamos, una especie de espectadores que dan fe de nosotros, que nos reconfortan, que nos ayudan a levantarnos cuando nos caemos, que están ahí a pesar de no habérselo pedido, que nos ayudan a hacerle frente a lo desconocido.
Pero todo aquello que nos retiene o nos impide plasmar nuestros pensamientos, sentimientos e ideas, deberíamos de apartarlo... y no con ello pensar que se trata de ingratitud, porque solo se trata de una cuestión de supervivencia, de libertad.
Pedir no es dar, ni opinar obligar... pero si mi vida tiene algún sentido.. es luchar por mi y por las personas en las que creo... y quiero.
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